El sector externo es clave porque son las exportaciones las que proporcionan las divisas para afrontar las “presiones dolarizadoras” en períodos electorales, describió la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). El centro de estudios pone “buenas perspectivas” para el sector externo por la cosecha de trigo, dado que se espera un aumento del 12% en las cantidades y un 10% en los precios, por lo que podrían ingresar u$s 3200 millones en diciembre y ser un “puente” entre septiembre 2021 y mayo 2022.

En el plano fiscal, los estudios coinciden en una ampliación del déficit primario, luego de los primeros siete meses de “disciplina fiscal”, describió el Instituto de Economía de la Fundación German Abdala, “en la medida que la movilidad jubilatoria recupere el terreno perdido”. En la misma línea, desde FIDE explican que la nueva ley de movilidad ajusta con un rezago de 6 meses y tiene un “sesgo expansionista” cuando la inflación disminuye. Si bien el gasto en seguridad social contabiliza más del 60% del gasto público, FIDE anticipa que se “sobrecumplirá” la meta fiscal por más de 1 punto del PBI.

Desde la Universidad Austral aseguran que la ampliación del déficit se deberá al contexto de elecciones. De todos modos, en la consultora LCG no ven que el Tesoro intente “reanimar fuertemente” la economía de cara a noviembre, con incentivos “controlados” al consumo, debido a que “el riesgo de inestabilidad cambiaria supera al beneficio que pueda tener en la actividad”. Desde Equilibra anticipan que para alcanzarse el objetivo de financiamiento de 60% vía emisión y 40% vía deuda, el mercado debería aportar financiamiento por $429 mil millones en lo que resta del año, un roll over del 135%, lo que para la consultora es “poco probable”.

Las distintas miradas se encuentran sobre la actividad económica. Desde el IAE Business School consideran que no hay un “proceso evidente de recuperación” debido a la incertidumbre, y la “poca credibilidad” en la dirigencia. La mejora en la actividad dependerá de “la aparición de un plan, el precio de la soja, el esquema que plantee el FMI con menor o mayor ajuste, y la evolución de la cepa Delta”.

Por el contrario, desde ITE observan que “la demanda privada se encuentra deprimida” debido a la erosión de los ingresos por la inflación, pero estiman que durante el segundo semestre el poder adquisitivo superará el 3% respecto a la primera mitad de año, por la revisión de paritarias, que “apuntalará la demanda”. Desde FIDE marcan un “optimismo” acerca de la recuperación, con las políticas de ingresos, la flexibilización de las medidas sanitarias y la obra pública como “motores”.

De todos modos, desde FIDE, el think tank que supo presidir Mercedes Marcó del Pont, hoy titular de AFIP, aseguran que “la falta estructural de dólares” y la “velocidad en la trayectoria desinflacionaria” son dos factores que pueden condicionar la dinámica de la actividad, dado el peso de las importaciones de la fabricación industrial. “Una recuperación más acelerada tendrá como resultado una dinámica más acelerada de crecimiento de las importaciones. Y si bien el BCRA cuenta con espaldas para enfrentar las presiones transitorias sobre el mercado, el margen de intervención es acotado”, destacaron.