A pocas horas de que se abra la ventana de adhesiones al «plan canje» de bonos de la deuda en pesos anunciado por Sergio Massa, se levantan apuestas. En los bancos y en los despachos oficiales. Hasta última hora de ayer martes, los financistas seguían sacando cuentas. En el ministerio de Economía, también.

Desde los bancos aseguran que «el canje será exitoso». En ese contexto, en algunas entidades daban cuenta de una expectativa cercana al 60% de adhesión -exclusivamente de la parte privada de la operación-, mientras los más optimistas llegaban al 65%.

Los bonos elegibles para la transacción suman, en total, vencimientos por $7,5 billones. De eso, los inversores privados (bancos, aseguradoras y fondos comunes de inversión) tienen títulos por unos $4,4 billones, de acuerdo a las estimaciones de la consultora Eco Go.

Finalmente, los organismos públicos poseen en su cartera el resto: $3,1 billones.

Esto significa que, si se diera el escenario optimista, Massa podría alcanzar una adhesión total del 80% de la deuda elegible. Un 65% por parte de los inversores privados y descontando una adhesión total de los organismos estatales.

Las negociaciones de las últimas horas también se enfocaron en las administradoras de los fondos comunes, que deben mantener buena parte de sus posiciones en instrumentos de corto plazo, por lo cual ahora no podrían poner en juego una porción de sus títulos.

En un escenario optimista, Massa podría lograr una adhesión del 80%.

En un escenario optimista del canje: Massa podría lograr una adhesión del 80%.

Qué pasará con los bonos que no entren en el canje

Los bonos que no sean canjeados por los bancos y aseguradoras, creen en el sector privado, serán refinanciados en próximas licitaciones de deuda. «Por una cuestión de plazos, los bancos estamos obligados a mantener liquidez de corto alcance. No podemos canjear todo», cuentan en una institución líder a iProfesional.

«No es que estemos en desacuerdo con la operación. Hay cuestiones técnicas que obligan a quedarse afuera en algunos títulos», razonan desde otra entidad financiera.

Lo que parece claro es que, a pesar de las advertencias de los principales economistas de la oposición (JxC), la operación cuenta con el visto bueno de los bancos privados, tanto de capital nacional como los extranjeros.

Los tres referentes económicos de la coalición opositora calificaron el acuerdo como «una operación vil y ruinosa para el Estado«, al tiempo que advirtieron que esta decisión del ministerio de Economía, podría generar un «salto de la inflación».

Deuda en pesos: el contexto seguirá complicado

Aun en el caso de una operación «exitosa», en los mismos términos que espera tanto el Gobierno como los inversores privados, la lupa sobre la dinámica de la deuda en pesos continuará.

Dicho de otra manera, los financistas tienen en claro que el canje no resuelve el tema de la deuda en moneda local.

El mercado advierte que el alivio del canje no resolverá el problema de fondo de la deuda en pesos.

El alivio del canje no resolverá el problema de fondo de la deuda en pesos.

Por un lado, por el pésimo contexto externo. La sequía ha mellado en forma notable la producción agrícola y el ingreso de dólares al país tendrá un impacto negativo considerablemente superior al estimado. Algunas consultoras ya calculan ese quebranto de las exportaciones en unos u$s20.000 millones.

El agravamiento de la sequía quedó a la luz la semana pasada, en el último reporte de la Bolsa de Cereales. También en el monitoreo de CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), que también estimó el impacto en unos u$s20.000 millones para la actual campaña de soja, maíz y la ya recolectada de trigo.

Atado a esta situación, el impacto fiscal por esa contracción obligará al Gobierno a tomar medidas adicionales. El financiamiento de ese mayor déficit será entonces más amplio y, presumiblemente, también más oneroso.

Significa que el despeje de los abrumadores vencimientos de la deuda en pesos de cortísimo plazo podría tener una especie de repechaje dentro de pocos meses, ya con la campaña electoral en plena efervescencia.

Emisión de pesos: cálculos en el mercado y un dato clave

Un dato a tener en cuenta de lo que observará el mercado desde el mismo momento en que se conozcan los resultados del canje de la deuda y se tenga más información del impacto de la brutal sequía.

Hoy en día, el Banco Central emite alrededor de $100.000 a $150.000 millones diarios por la  habitual recompra de los bonos en pesos en el mercado.

El mercado observará con atención cómo evoluciona la emisión del BCRA.

El mercado observará con atención cómo evoluciona la emisión del BCRA.

Los inversores, en las próximas semanas y meses, mirarán de cerca si ese volumen pudo disminuir. O si, como producto de la caída de la recaudación impositiva, el Banco Central se vea obligado a incrementar la emisión de moneda.

Se sabe: una abultada emisión de dinero termina en mayores presiones cambiarias y en más inflación.

Por eso mismo, será clave saber cómo termina la ecuación entre stock de deuda y el flujo de la nueva deuda. El dinero que deba imprimirse para financiar el salto en el rojo de las cuentas públicas, producto de la abrupta caída de la recaudación. Algo que ya se percibió el mes pasado pero que continuará en los meses que se vienen.

Algunas estimaciones entre consultoras de primera línea aseguran que el déficit fiscal se agrandaría en la friolera de $500.000 millones este año. Finalizaría entonces muy lejos de lo acordado con el FMI.

En ese pacto, el Gobierno se comprometió a un déficit de $2,8 billones contra $4,0 billones de las nuevas estimaciones (anterior de $3,5 billones). Es decir, que el costo de la sequía será por la escasez de dólares en el Banco Central pero también por el lado fiscal. Un combo muy difícil de digerir.

¿Cisne negro para Massa?

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Así como en los bancos tienen la sensación de que el «plan Massa» de la deuda servirá para ganar algo de oxígeno en el corto plazo, entre los financistas advierten que el impacto de la sequía fue minimizado por el ministro de Economía. O que, por lo menos, no llegó a mensurar la real dureza del escenario.