
Con más de US$ 500 millones vendidos en lo que va del mes para controlar el nivel del dólar en la previa a las elecciones, el Banco Central ya siente el alza de la presión cambiaria. Los analistas económicos advierten que a este ritmo, las reservas netas, el verdadero poder de fuego de la entidad, se esfumarían a fin de año.
Sin embargo, en el mercado descuentan que si bien las reservas van a bajar, el Banco Central tomará medidas para frenar la sangría si la alta dolarización se mantiene en las próximas semanas.
Este viernes, en el último día hábil antes de las PASO, el dólar blue da un respiro y retrocede a $ 185, una baja de $ 1,50 sobre el cierre de ayer. Así la brecha cede a 89%.
“El BCRA ya gastó US$ 500 millones de sus reservas en lo que va de septiembre entre su intervención en el mercado oficial y el de bonos. A este ritmo, las reservas netas se volverían negativas hacia fin de año“, plantea la consultora Equilibra.
Con datos al 6 de septiembre, las reservas netas se ubicaban en US$ 6.152 millones. “Esto implica que el ritmo de drenaje actual de US$ 400 millones semanales no es sostenible”.
La consultora detalla que las ventas en el mercado oficial “son incluso mayores a las de la semana previa a las primarias de 2019, cuando el Tesoro nacional hacía subastas diarias por US$ 60 millones“.
Tras las PASO de hace dos años, la intervención del Central trepó a un promedio diario de US$ 150 millones durante la segunda mitad de agosto y alcanzó su máximo del año en octubre, con US$ 812 millones. Aquella sangría se cortó con el cepo cambiario, que tras las presidenciales del 27 de octubre de 2019 impuso un límite de US$ 200 en la compra mensual de dólar ahorro.
¿Cuál será ahora la estrategia del Central para defender las reservas? Desde la consultora Equilibra ven tres potenciales medidas. La primera es “endurecer restricciones, por ejemplo, obligando a los bancos a vender parte de su posición en dólares”.
Otra alternativa es “cerrar el grifo para importadores“. Por mes las importaciones rondan los US$ 5.800 millones y se prevé que este nivel se mantenga en el resto del año. En este alza influye la recuperación de la economía y tambien un adelantamiento de las operaciones para cubrirse frente a un potencial torniquete en los permisos para operar o a una suba del dólar.
La tercera posibilidad es acelerar con fuerza el ritmo de depreciación diario del tipo de cambio oficial. A esta última alternativa Equilibra le asigna “una mínima posibilidad de ocurrencia“.
Un indicio de esto es que el Tesoro volvió a ofrecer instrumentos dólar linked en la licitación del jueves pasado, dando señales de que “no está en sus planes ajustar bruscamente el tipo de cambio, a la vez que luego de tres meses sin intervención, volvió a vender posiciones de futuros en ROFEX”. Para la consultora, “el ajuste del tipo de cambio será recién despues de las elecciones legislativas de noviembre”.
Aguantar los trapos
Martín Polo, economista jefe del grupo Cohen, señaló también que el Central “volvió a intervenir en agosto en el mercado de futuros, un segmento en el que se había mantenido al margen entre mayo y julio. Por esta vía se le fueron al Central US$ 300 millones el mes pasado y se le irían otros US$ 300 millones este mes”.
“La pax cambiaria no es gratis. Vemos un tipo de cambio bastante presionado, el termómetro van a ser las ventas del Central. Nuestro escenario base es un tipo de cambio moviéndose entre 1 y 1,5% de acá a noviembre y a partir de allí este crawling peg se va a tener que acelerar, inexorablemente”.
Para Polo hasta las elecciones legislativas, el Central “va a aguantar los trapos” y va a seguir vendiendo divisas para que el tipo de cambio no se le dispare,
El impacto de la estrategia del Central va más allá del mercado cambiario. Desde el IERAL apuntan que “el nivel de reservas de libre disponibilidad le pone un tope a las posibilidades de expansión económica”.
En la Fundación Mediterránea señalan que “la recuperación está condicionada a que las reservas no decaigan, lo que requiere expandir las cantidades exportadas, o que se mantengan altos los precios de las exportaciones argentinas”.
Pero remarcan que “la expansión en las cantidades resultará difícil con las actuales condiciones de competitividad cambiaria y estructural y de brecha cambiaria”.
AQ