
La puja por el rumbo
Fue una jornada de un voltaje político aún mayor al de los días previos, en los que el resultado electoral ya había desatado una fuerte puja interna en el Frente de Todos por la reorientación o la continuidad de la senda económica oficial y del funcionariado a cargo de instrumentarla. Es que la pata conducida por Cristina Fernández de Kirchner, aunque no sólo este sector, interpretó que la derrota fue consecuencia de la austeridad en la política fiscal y de reactivación en el marco de una aguda crisis social.
Así, pugnó por acelerar las medidas expansivas y de mejora de los ingresos de cara a los anuncios que prepara el Gobierno para intentar revertir el veredicto de las urnas. Pero también se puso en cuestión el celo fiscalista de cara a los próximos años de gestión, que se reflejaría en un Presupuesto marcado por la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Alrededor de las 13, Fernández, Guzmán y el secretario de Energía, Darío Martínez, presentaron el proyecto de ley de promoción de inversiones hidrocarburíferas en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada. “Es un plan que prevé 20 años de estabilidad en materia fiscal” para el sector, dijo el Presidente ante gobernadores y empresarios petroleros en medio de un clima de fuerte tensión política.
El ministro, que habló por primera vez después de las PASO, soltó algunos guiños destinados a la vicepresidenta, a Axel Kicillof y a Sergio Massa, y aprovechó para reivindicar su rumbo. “Hay que escuchar para adaptarse pero siempre cuidando a nuestra gente”, afirmó y defendió su línea de poner el foco en la “sustentabilidad” macroeconómica a la hora de mensurar cómo dar respuesta al mensaje de las urnas con el impulso de una mejora de los ingresos. Desde otros campamentos, consideran que una sociedad empobrecida luego de perder más del 20% de su poder adquisitivo en los últimos años no tolera los tiempos de una recuperación lenta, como la que promueve la conducción económica actual para evitar toparse de nuevo con la restricción externa.
Minutos después, comenzó la ola de renuncias y se intensificaron las pulseadas por los cambios en el Gabinete, con Guzmán y Santiago Cafiero en el centro de la escena. El hermetismo en el Palacio de Hacienda fue total. Hacia adentro, los funcionarios de la cartera recibieron la orden de seguir trabajando con normalidad. Mientras tanto, Guzmán participaba de una reunión en Casa Rosada con el Presidente, Cafiero y los ministros que no presentaron su renuncia, es decir, los que responden más directamente a Fernández. Allí, se discutía cómo reaccionar a la jugada del sector que conduce CFK.
La llamada
Sin embargo, cerca de la noche, la vicepresidenta llamó por teléfono al ministro de Economía. En una conversación informal, le dijo que era mentira que estuviera pidiendo su renuncia. Fuentes al tanto del intercambio le confirmaron a este diario que ambos quedaron en tener otra charla más extensa cara a cara. Esto terminó de destrabar el envío del Presupuesto.
Mientras tanto, según supo Ámbito, en el Banco Central no hubo cartas de renuncia. Ni de su presidente, Miguel Pesce, ni de ninguno de los directores. Aunque se seguía de cerca las tensiones en el oficialismo. En Reconquista 266 valoraban cierta tranquilidad financiera.
De acuerdo con fuentes privadas, ayer el BCRA compró u$s15 millones en el mercado cambiario oficial y terminó con saldo positivo por cuarta rueda seguida luego de comenzar septiembre con fuertes ventas ante una estacionalidad más desfavorable. En lo que va del mes acumula ventas por u$s427 millones frente a los más de u$s1.000 millones que se habían vendido en las primeros once días hábiles de septiembre de 2020. La noticia de las renuncias se conoció media hora antes del cierre de la rueda y paralizó las operaciones mayoristas. El dólar blue sí sintió el impacto y trepó $2,50 a $185.
Al cierre de esta nota, el proyecto de Presupuesto todavía no había ingresado a la Cámara de Diputados pero había salido de Economía rumbo a la Secretaría de Legal y Técnica. Durante el acto, Guzmán y Fernández confirmaron que se enviaría ayer, la fecha límite que establece la Constitución, pese a las versiones que indicaban que podría postergarse. El texto en cuestión preveía un recorte del déficit fiscal primario a entre 3 y 3,5% del PBI y concentraba las políticas expansivas en la obra pública. En ese sentido, el ministro adelantó ayer durante el acto que las partidas presupuestadas para inversión pública ascenderán en 2022 al 2,4% del producto.
Guzmán y el primer mandatario también recalcaron que el proyecto de Ejercicio 2022 incluye un acuerdo con el FMI ya que no prevé pagos al organismo el año próximo. “Eso exige llevar adelante una negociación con el Fondo, conseguirla y lograrla”, remarcó Fernández. Al tiempo que afirmó que, si se pagaran los u$s19.000 millones pautados para 2022 por el préstamo de u$s45.000 millones que tomó Mauricio Macri, “se vería afectada la obra pública, el crédito para la empresa, la ciencia y la tecnología”. De acuerdo con información difundida por la agencia Reuters, el texto elaborado por Guzmán y su equipo también proyectaba para el próximo año un crecimiento de entre 3 y 4% (luego de uno del 8% en 2021) y una inflación de entre 30 y 40%.
Para el ministro, la turbulenta jornada de ayer se asemejó a un revival del 15 de septiembre de 2020. Este año, el texto que Guzmán considera como la hoja de ruta del programa económico fue foco de conflicto. Hasta última hora, su equipo realizó retoques al proyecto al calor de los debates, antes de girarlo a Legal y Técnica, desde donde se enviaría a Diputados antes de que expire el plazo legal.