El mes pasado, el incremento de la recaudación fue motorizado por Combustibles (+84,3%), IVA (+75,9%), Impuestos Internos (+55,5%) y el Impuesto a los Créditos y Débitos (+66,0%). En promedio el alza de estos tributos ronda el 74%, superando largamente el 50% de inflación acumulada. También fue bueno en agosto el aporte de las retenciones a las exportaciones, con un incremento de 131,9%.

El entusiasmo oficial ante estos datos es que la variable consumo está ahora apuntalando la recaudación, lo que podría continuar favoreciendo el nivel de ingresos en lo que resta del 2021, sosteniendo la diferencia de 10 puntos porcentuales por encima del alza de los precios. Si esto sucediera, para fin del ejercicio la recaudación final real se ubicaría en un nivel superavitario, incluso pese a la fallida medición oficial de 29% de inflación para todo el 2021 que figura en el Presupuesto.

Relevancia

La importancia del dato es doble. En primer lugar, implica, tal como adelantó este diario, que el déficit fiscal programado para el 2021 de un desequilibrio primario de 4,5%, no sólo no se superará sino que podría ubicarse en un nivel menor de 4%. Esto pese al incremento electoral en el nivel de gasto que se proyecta para el trimestre septiembre-noviembre. Aún computando una aceleración de las partidas de gasto, podría llegarse al penúltimo mes del año dentro de la barrera del 3% sobre el PBI, para luego dejar espacio a un diciembre donde siempre el nivel de ejecuciones fiscales se acelera. La meta final será la de no llegar a ese 4% y mostrar una plataforma más controlada para el 2022. El otro lado que aporta la mejora en la recaudación, es que puede pensarse un próximo ejercicio sin alza de impuestos, dejando de lado dos sospechas que rondan los mercados en estos tiempos. En la mente del Ejecutivo no está presupuestado ni un revival del aporte a las grandes fortunas ni un incremento en la presión tributaria a las grandes empresas. SI finalmente hay algún tipo de planteo de reforma tributaria, quedará para el 2022 con ejecución real en el 2023.

Finalmente, la mejora de la recaudación sobre la inflación es una tranquilidad para Martín Guzmán y sus negociadores ante el FMI. Se sabe que una de las variables que mirará de lleno el organismo financiero será que los ingresos fiscales sobre los que se deberá calcular una reducción del déficit sean reales y mejores al alza de la inflación. Y que en la proyección para el lustro 2022-2026 tenga términos no ficticios en el momento de calcular ingresos serios sobre los que se apoyarán el resto de las variables.