El programa financiero oficial, pautado en el Presupuesto 2021, plantea cubrir al menos el 40% del déficit con nuevo endeudamiento y no más del 60% con asistencia monetaria del Banco Central. Esa meta forma parte del plan de contención cambiaria ya que el Gobierno considera que una mayor impresión de pesos podría recalentar las presiones sobre el dólar. Luego de siete meses de sobrecumplimiento de esa pauta, el traspié en las colocaciones de agosto llevó a acelerar la emisión (el BCRA le giró al Tesoro $200.000 millones), que ahora pasó a representar el 65% de las fuentes financieras acumuladas en el año. Para acercarse a su meta, Guzmán deberá apuntalar el fondeo en los próximos meses.

El primero de esos elementos que genera mayor optimismo entre los funcionarios es que cerca de dos tercios de este inminente vencimiento corresponden a un bono que está íntegramente en manos del Banco Nación. Se trata del TS21, un bono emitido en marzo de 2018 -semanas antes del estallido de la corrida de ese año- por el entonces ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, para canjear un título similar que vencía en 2019 y que también tenía en su poder el propio banco público. El próximo lunes el TS21 pagará $157.573 millones, según números de la OPC. Como suele ocurrir con la deuda en manos de entes públicos, su renovación se da por descontada.

Este título representa alrededor del 35% de los vencimientos en pesos de septiembre. Pero no se trata del único alivio en la composición. De acuerdo con fuentes de Economía, hay otro 20% en poder de distintos organismos del Estado, principalmente el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, distribuido en el resto de los instrumentos que expiran este mes.

Así, de los más de $430.000 millones a renovar en septiembre, el 55% es de renovación más sencilla. El número contrasta con lo ocurrido en agosto, cuando el 92% de los $322.200 millones que vencieron estaba en manos privadas. En el Palacio de Hacienda consideran que esa complejidad fue una de las causas de que no se llegara a renovar el 100% de los compromisos mensuales por primera vez en más de un año.

Despejado el TS21, lo que la Secretaría de Finanzas debería refinanciar en la licitación de este jueves son unos $90.000 millones, casi la totalidad concentrados en la Lecer X13S1. Según fuentes de la dependencia que encabezan Rafael Brigo y Ramiro Tosi, el 35% del stock en circulación de esta letra atada a la inflación lo tienen fondos extranjeros, como Pimco y Templeton. Esto a priori sugeriría un escollo, más aún después de que los acreedores no residentes decidieran cobrar los alrededor de $18.000 millones que les correspondían por sus tenencias que caducaron a fines de agosto y no ingresar a la última colocación.

Sin embargo, las mismas fuentes oficiales afirmaron que estos fondos les comunicaron, en el marco del diálogo que mantienen asiduamente, que habían decidido “unificar la renovación de sus posiciones en la próxima licitación” y suscribir los pesos correspondientes a ambos vencimientos, aunque no detallaron los motivos.

De concretarse, esto implicaría suscripciones por alrededor de $45.000 millones por parte de estos acreedores foráneos que ingresaron durante el gobierno de Cambiemos a hacer carry trade (la famosa bicicleta financiera) y luego quedaron “atrapados en pesos” por el reperfilamiento y el cepo cambiario aplicados en 2019. El jueves se verá si esto finalmente se confirma.

En ese marco, los funcionarios esperan “profundizar el financiamiento” en el mercado durante septiembre al tener “más flexibilidad en la composición” de los vencimientos y pese a tratarse del mes de las PASO. Un contexto electoral en el que los inversores se vuelcan hacia el cortoplacismo y, típicamente, crece el apetito por dolarizarse. En el mercado siguen con atención la dinámica de la deuda en pesos y evalúan distintos escenarios para el último cuatrimestre.

Proyecciones

Adrián Yarde Buller, economista jefe y estratega de Facimex Valores, señaló que se transitan “las semanas más exigentes del año en materia de vencimientos, por lo que es razonable ver cierta caída del roll-over en el margen”. Aunque matizó en base a dos elementos: “Por un lado, el Tesoro todavía tiene espacio para subir las tasas si necesita ampliar el financiamiento o alargar plazos. Por otro lado, esperamos que este año el Tesoro tenga un déficit primario de 3,5% del PBI financiado 30% con deuda, lo que implica que ya consiguió todo el financiamiento que necesita del mercado y tendría que alcanzarle con ir renovando lo que vence hasta fin de año”. Con todo, en Economía señalan que su intención es cumplir con la meta de cubrir el 40% del déficit fiscal con deuda y, si es posible, sobrecumplirla.

Un informe de Delphos Investment adelantó que “septiembre no representaría una complicación para el Tesoro en materia de vencimientos” dada su composición. Aunque planteó: “De todas maneras, se requiere un cambio de estrategia ampliando el menú de bonos y letras a ofertar para satisfacer la demanda del mercado y conseguir mejorar el porcentaje de roll-over”. Es que, según sus cálculos, Economía deberá conseguir un porcentaje de refinanciación cercano al 130% entre septiembre y diciembre para cumplir con la meta presupuestada, bajo el supuesto de que el déficit primario ascenderá a $850.000 millones en ese lapso. Esto implicaría renovar los $1,3 billones que vencen hasta fin de año y conseguir un fondeo extra de $360.000 millones, un monto cercano al que consiguió en los primeros ocho meses ($383.000 millones).