¿Cuánto dejamos de limpiar por culpa de la inflación?

“El detergente es otro producto que usamos a diario y donde se ve también un fuerte efecto. En 2017, con $1000 comprábamos 48 envases a $20,96 cada uno, hoy sólo compramos 11 a $92,43. Dejamos de poder comprar 37 envases”, agrega David Miazzo, economista Jefe de FADA.

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¿Qué pasa con otros productos?

“El Changómetro (medidor de compras elaborado por FADA) muestra que la inflación afecta a todo tipo de productos, tanto suben los precios de los alimentos como los productos de limpieza, el alquiler, la nafta, los servicios y la ropa, entre otros. Abarca a todos los rubros, porque el problema son los pesos, no los precios”, explica Ariño.

En esta edición también se midieron otros productos de nuestro changuito diario. Por ejemplo, el arroz: con $1000 comprábamos 45 kg, hoy solamente compramos 9. Perdimos 36 kilos.

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En el caso del pollo: comprábamos 25kg con $1000, hoy nos alcanza para 5. Perdimos 20 kilos.

El desodorante: comprábamos 21 unidades de 150 cc., hoy solamente compramos 5 envases. Perdimos 16. Y en el ejemplo de jabón tocador, con $1000, hace cuatro años comprábamos 67 unidades, hoy compramos 17. Perdimos 50 jabones”, explica Ariño.

Si lo aplicamos a una compra de súper, el mismo changuito, con los mismos productos, nos cuesta 4 veces lo que costaba en 2017: lo que costaba $1000, hoy cuesta $4466. Pasa lo mismo con la ropa, las mismas prendas que en 2017 salían $1000, hoy nos cuestan $4380.

Inflación con fiebre: ¿Cómo la tratamos?

“Para hacerle frente a la inflación hay que tener en cuenta tres focos principales: la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y la confianza en la economía del país. Para que realmente funcione es necesario que se tomen medidas en los tres sentidos, si no seguimos estancados en el mismo problema”, advierte Miazzo.

Para afrontar la inflación, indican desde FADA, hay que ir por tres lados. Primero, dejar de imprimir pesos. Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor.

Para dejar de imprimir pesos es necesario contar con equilibrio fiscal. Este es el segundo punto: los gobiernos tienen que dejar de gastar más de lo que recaudan por impuestos, hay que controlar el gasto público si o si para controlar la inflación.

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El último punto es generar confianza en nuestra moneda: “Los pesos, al igual que cualquier moneda, no son más que un papel impreso, por lo que su valor está determinado por la confianza que genera el país que lo imprime. Hoy nuestra moneda sirve para comprar cosas, pero no en todos los casos es una moneda de referencia y tampoco una moneda en la que se pueda ahorrar”, explica Ariño.

“Por esto, la solución pasa también por generar confianza, en la salud y el rumbo de la economía de un país. Para ello, es necesario un plan económico consistente que sea capaz de ir solucionando los grandes desequilibrios macroeconómicos del país”, completa Miazzo.

El Changómetro nos ilustra en ejemplos cotidianos algo que sufrimos todos los argentinos: nuestro bolsillo cada vez tiene que tener más pesos para comprar las mismas cosas, eso es la inflación. Esto repercute con mayor fuerza en los que menos tienen. “Medidas como congelamiento de tarifas de servicios públicos permiten contener la inflación actual, pero presiona sobre los precios futuros de la economía y sobre el gasto público ante la actualización de las mismas. Por eso es importante contar con un plan económico serio, que ataque el problema de fondo de la inflación y no que se tomen medidas parciales e insuficientes como controles de precios, congelamiento de tarifas o cierres de exportaciones, entre otros, sin atacar las causas del aumento de precios”, concluyen desde FADA.

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