El 4,5% final para el año fue diseñado por Guzmán entre septiembre y octubre de 2020 cuando se preveía que este ejercicio sería de expansión económica y sin el azote de una segunda ola del covid-19.

En los primeros seis meses del año el desequilibrio entre ingresos y gastos (sin pago de servicios de deuda), acumuló un 0,5%, el nivel más bajo en seis años para el mismo período. Esto se dio gracias al aporte de dos capítulos fundamentales; vinculados a los ingresos públicos. El primer aporte fundamental lo dieron los ingresos provenientes del Aporte Solidario Extraordinario; los que, según los datos de la AFIP, sumaron más de $223.000 millones; lo que prácticamente empata el déficit acumulado en los primeros seis años de 2020.

El segundo capítulo lo marca la recaudación extra proveniente del comercio exterior, lo que le permitió a sector público nacional un ingreso extra de aproximadamente $180.000 millones según estimaciones privadas.

Hay un tercer factor importante: la mejora de la recaudación total real registrada por el organismo que maneja Mercedes Marcó del Pont, por encima de la inflación. Esto permitió que en el período inicial del ejercicio actual, la recaudación aumente 22% en términos reales, contra un alza de 6% en el gasto público.

Hasta aquí Guzmán mostró una prolijidad extrema, lo que le valió el reconocimiento desde el kirchnerismo puro y duro. El período más complejo ya comenzó. Ya le dejó en claro el ala política, en boca de la mismísima Cristina Fernández de Kirchner que desde julio comenzó el tiempo de pensar en los votos y dejar de lado las restricciones presupuestarias. Y no sólo por el congelamiento de las tarifas de servicios públicos, discusión ya cerrada. El gabinete económico afirma que esta preparado para el reclamo de todos estos miles de millones de pesos, y que la aceleración del gasto público en los próximos meses no afectará la meta fiscal final. Según algunas estimaciones privadas, y dependiendo de los escenario de ingresos y gastos, el déficit fiscal no podría ser menor al 3% y no superaría el 4,2%; siempre dependiendo del nivel de apertura del gasto que se habilite en el segundo semestre.