Aldo Abram: “El Gobierno no debería haber postergado el acuerdo con el FMI”

Aldo Abram: Dado el nivel de reservas netas y líquidas disponibles, parece imposible retrasar el tipo de cambio mayorista y moderar la suba de los tipos de cambio paralelos financieros, si no se asignan esos DEG a pagar los próximos vencimientos con el FMI. Si el Gobierno hubiera cerrado un acuerdo con el Fondo, los vencimientos de capital de este año se hubieran refinanciado y los nuevos DEG hubieran estado disponible para aquello que se los gestó.

P ¿Por qué razón cree que aún no se cerró ese acuerdo?

A.A.: El FMI tiene un fuerte incentivo a cerrar un acuerdo ya que no le es indiferente que Argentina caiga en cesación de pagos, pues somos una parte importante de su cartera de créditos. Ya es un hecho que el crédito será al plazo máximo posible, 10 años, con algún artículo que permitiría renegociarlo si se cambia el estatuto del Fondo que le pone un techo. Hace meses que se anunció que se bajaría la tasa actual. Las condiciones que exigirán serán mínimas, para que sean aceptables para el Gobierno con una trayectoria de baja del déficit primario y metas de reservas y de política monetaria pactadas de común acuerdo. Quizás haya todavía alguna discusión sobre el plazo de gracia durante el cual no se pagará capital. Hoy parece que la decisión de postergar el cierre del acuerdo para después de los comicios tiene que ver con que parte del Gobierno piensa que sería “políticamente incorrecto” firmarlo antes. Casi seguro se le dará un cierre al tema en el primer trimestre de 2022; porque en marzo los vencimientos con el FMI y con el Club de París son impagables.

P: ¿Esta recuperación económica puede confundir al Gobierno?

A.A.: Fue fuerte la recuperación económica desde el segundo trimestre de 2020, en plena cuarentena, y hasta principios de 2021. No sólo por el hecho de que se fue habilitando a que la gente y las empresas vuelvan a trabajar, sino por un escenario de precios internacionales muy favorable para nuestras exportaciones. El principal problema es que la reactivación puede llevar al diagnóstico equivocado de que ya se está haciendo lo necesario para un crecimiento sustentable. La realidad es que Argentina estaba en una crisis de credibilidad previa a la pandemia. Es decir, estaba en “terapia intensiva” por enfermedades terminales y justo se pescó un “virus intrahospitalario” que la puso al borde de la muerte y de la que está zafando. Sin embargo, nadie se está ocupando de curarle los graves males que la llevaron al hospital, porque el diagnóstico es que no existen. Ahora, si no se le da un tratamiento adecuado al paciente, lo esperable es que haya una nueva profundización de la crisis.

P: ¿Para usted entonces cuál es el diagnóstico correcto?

A.A.: Hay una gran discusión sobre quién es el culpable de la deuda, como si ésta se hubiera gestado de la nada. En cualquier hogar, si se acumula un pasivo excesivo es porque gastan más de lo que pueden. Lo mismo pasa con el Estado; pero a nadie le conviene esa discusión ya que la conclusión obvia es que son responsables todos aquellos que mantuvieron erogaciones públicas excesivas. Además, la solución pasa a ser clara, hay que tener el Estado que se puede pagar. La otra polémica es si los impuestos son bajos o altos. Los funcionarios opinan que son bajos y los contribuyentes, aún los pequeños, sienten que son altos. Pues, las estadísticas demuestran que los segundos tienen razón. El Banco Mundial tiene un índice de 191 países, en el que Argentina está 21 entre los que más exprimen con gravámenes a sus empresas. En otro índice, analizan que le pasaría a una pyme con buenas ganancias respecto a sus ingresos, si pagara todos los impuestos y tasas de cada país. Pues en sólo dos daría pérdida y uno de ellos es Argentina. Un trabajador en relación de dependencia, que no alcanza a pagar el Impuesto a las Ganancias, trabaja cerca de la mitad del mes para el Estado. Hay más de 67.000 regulaciones, con las que los funcionarios pretenden decirle cómo hacer las cosas mejor a quienes trabajan y manejan empresas. Es obvio que los burócratas no saben más que los demás y que lo único que logran es que esas regulaciones no se cumplan o, si alguien lo hace, sea a costa de ser más ineficiente. Ni hablar de la legislación laboral que la realidad demuestra que sólo desincentiva la creación de empleo productivo. ¿Qué argentino o extranjero va a invertir acá para que lo expriman o le digan cómo manejar su negocio? Así habrá menos empleo y bienestar para todos.

P: ¿Qué pasará si no se curan todos estos padecimientos?

A.A.: Si todas esas dolencias no se “curan” con las necesarias reformas estructurales, el resultado ya sabemos cuál será. El paciente ha estado en terapia intensiva muchas otras veces antes y ha entrado en crisis por no hacer lo que correspondía, ya sea por mal diagnóstico o por no animarse a darle el tratamiento adecuado. Para los que dicen que hacerlo trae costos políticos, difícilmente sea peor que llevar al país a una debacle y terminar perdiendo las elecciones presidenciales. Ya pasó y es lo que volverá a suceder.

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